¿Qué significa hurgarse la nariz?, según la psicología
Conoce qué revela la psicología sobre el hábito de hurgarse la nariz, cómo se llama médicamente y los riesgos que implica.
Aunque muchos lo niegan, hurgarse la nariz es una costumbre común que la mayoría de las personas realiza en privado. Sin embargo, más allá de ser un acto poco estético, este hábito tiene una explicación psicológica y médica que ha despertado el interés de diversos expertos.
¿Qué dice la psicología sobre quienes se hurgan la nariz?
Según un estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología (APA), hurgarse la nariz puede estar relacionado con comportamientos repetitivos centrados en el cuerpo, similares a morderse las uñas o arrancarse el cabello. Los psicólogos lo asocian con una necesidad inconsciente de liberar ansiedad o tensión.
Por su parte, un artículo de la Universidad de Colorado explicó que algunas personas lo hacen por simple costumbre, mientras que otras lo convierten en un acto compulsivo.
Este comportamiento puede generar placer momentáneo o una sensación de alivio, pero en casos extremos se convierte en una conducta obsesiva”, afirmó el psicólogo clínico Dr. Charles Boyle, autor del estudio.

¿Cómo se le conoce médicamente a hurgarse la nariz?
En el ámbito médico, el acto de hurgarse la nariz tiene un nombre: rinotilexomanía. Este término proviene del griego rhino (nariz) y tillein (arrancar), y se refiere a la compulsión de introducir los dedos en la nariz de forma reiterada.
Aunque en la mayoría de los casos es inofensivo, los especialistas advierten que cuando se convierte en un hábito persistente puede requerir atención psicológica o médica, especialmente si provoca sangrados frecuentes o irritación nasal.

¿Qué riesgos trae meterse el dedo en la nariz?
De acuerdo con la Clínica Mayo, introducir los dedos en la nariz puede causar pequeñas heridas que facilitan el ingreso de bacterias. Además, se ha comprobado que aumenta el riesgo de infecciones respiratorias y sinusitis.
Por último, los expertos recuerdan que, aunque parezca una acción inofensiva o incluso "relajante", hurgarse la nariz con frecuencia puede tener consecuencias tanto físicas como psicológicas. La recomendación es mantener la higiene y, si se vuelve una manía, buscar orientación profesional.
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