¿Por qué nunca olvidamos montar en bicicleta? Esto dicen los expertos
Montar en bicicleta es un aprendizaje que permanece para siempre. Conoce cómo el cerebro guarda esta habilidad aunque pasen los años.

Montar en bicicleta es una de esas experiencias que marcan la infancia de millones de personas, el primer intento, las caídas inevitables y la emoción de recorrer unos metros sin apoyo son recuerdos comunes que nos acompañan toda la vida. Lo curioso es que, una vez que aprendemos, difícilmente lo olvidamos, incluso si pasamos años sin subirnos a una bicicleta.
¿Por qué nunca olvidamos cómo andar en bicicleta?
Según expertos, la respuesta está en la manera en que el sistema nervioso procesa y almacena ciertos aprendizajes, no todas las memorias funcionan igual, pues, aunque olvidar dónde dejamos las llaves o el nombre de alguien es algo frecuente, las destrezas físicas como nadar, patinar o tocar un instrumento suelen quedarse con nosotros para siempre.
La clave se encuentra en las llamadas memorias procedimentales, un tipo de recuerdo que no depende de la repetición consciente de información, sino de la práctica.

Estas memorias se consolidan en regiones del cerebro especializadas en coordinar movimientos, como el cerebelo y los ganglios basales, que son estructuras encargadas de almacenar patrones de acción y una vez adquiridos, se ejecutan de forma automática para siempre.
Esto explica por qué, después de años sin andar en bicicleta, basta con subirse de nuevo para que el cuerpo recupere el equilibrio casi de inmediato.
¿Qué pasa en el cerebro cuando aprendemos a montar en bicicleta?
Cuando repetimos una acción muchas veces, el cerebro refuerza las conexiones entre neuronas responsables de ese movimiento, y con el tiempo, se vuelve tan sólido que prácticamente no se borra.
Por eso, aunque al principio aprender a pedalear requiere concentración, una vez que se domina, la acción fluye sin necesidad de pensar en cada paso, lo mismo ocurre con quien aprendió a nadar o a escribir en su niñez, podrá retomar esas actividades décadas después sin mayores dificultades.
¿Esta habilidad siempre ha estado en nuestro cerebro?
La supervivencia de nuestros ancestros dependía en gran medida de recordar cómo correr, trepar o usar herramientas y olvidar esas habilidades habría puesto en riesgo la vida de nuestros antepasados, es por eso, que el cerebro desarrolló mecanismos para asegurar que las destrezas se mantuvieran firmes en el tiempo.

En definitiva, nunca olvidamos montar en bicicleta porque no se trata de un simple recuerdo, sino de una memoria profundamente guardada en nuestro sistema nervioso. Es un conocimiento que queda guardado como parte de nuestra identidad y que, una vez adquirido, permanece con nosotros, listo para activarse en cualquier momento.
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