Orbiting: ¿qué es y cómo influye en las relaciones después de una ruptura?
En tiempos de hiperconexión, surge un fenómeno tan curioso como inquietante en las relaciones amorosas tras una ruptura: el “orbiting”.

El ghosting quedó atrás. Ahora, una nueva tendencia conquista a todas las generaciones y en especial a aquellas que han pasado por una ruptura amorosa: el orbiting, un fenómeno tan común como curioso, que muchos practican sin siquiera darse cuenta.
¿Qué es el orbiting?
A diferencia de su “hermana mayor” (el ghosting), este nuevo fenómeno digital ocurre cuando, tras romper una relación, una de las partes decide no desaparecer por completo.
Es decir, que a través de las redes sociales, mantiene una interacción sutil y reservada con su expareja, ya sea dando “me gusta” a sus publicaciones o comentando algunas de sus fotos.
Según diversos estudios y expertos en salud mental, este fenómeno digital puede tener efectos psicológicos adversos que podrían llegar a considerarse peligrosos.

¿Por qué se le conoce como Orbiting?
El término proviene de la palabra “orbitar” y describe con precisión la conducta que representa. Fue mencionado por primera vez por la escritora Anna Lovine, quien lo acuñó inspirándose en los planetas del sistema solar, que giran alrededor del sol, pero nunca lo tocan.
Por eso, quienes practican este comportamiento con sus exparejas son llamados “orbitarios”, pues, aunque no haya contacto directo, buscan a toda costa saber de su vida a través de sus perfiles digitales.

¿Qué efectos negativos ocasiona el orbiting?
Esta práctica puede tener consecuencias negativas, especialmente para quien es orbitado. Al percibir que su expareja no busca una relación estable, puede generarle incertidumbre y confusión, sin saber si la ruptura es definitiva o solo una pausa.
Asimismo, para quien practica el orbiting, esto puede provocar una desconexión emocional que, con el tiempo, derive en una falta de satisfacción en las relaciones interpersonales genuinas fuera del mundo digital.
En definitiva, el orbiting es una de las muchas formas en que las redes sociales han transformado las dinámicas afectivas, difuminando los límites entre el contacto y la ausencia.
Aunque puede parecer inofensivo, esta práctica prolonga el apego emocional y dificulta el cierre necesario tras una ruptura, afectando tanto a quien orbita como a quien es orbitado.
Reconocerlo es el primer paso para establecer límites sanos y priorizar relaciones reales y significativas.
Unirse a canal de Whatsapp de SuperLike