Manuela González confiesa que su complicado embarazo ha cambiado sus planes

Muy reflexiva se ha mostrado Manuela González durante las últimas semanas de su segundo embarazo. La actriz parece estar muy emotiva por lo que han sido sus siete meses de gestación y porque pronto dará a luz a Alma.

Manuela contó a sus seguidores detalles de muchas de las cosas que en su mente se imaginaba que haría durante esta hermosa etapa, sin embargo, admite que ha sido todo lo contrario.

“Siempre imaginé que el embarazo de Alma lo iba a aprovechar para hacer todo lo que no hice con Pedro: comer súper sano, hacer ejercicio, meditar y hasta escribir un libro que aún sigue en el tintero. También imaginé esos 9 meses gozándome cada segundo a Pedro antes de la llegada de su hermanita, quien, por obvios motivos, requerirá de mucha atención”, aseguró González.

La actriz asevera que cuando reaccionó ya había cumplido los siete meses y al intentar hacer todo eso que no había realizado, un imprevisto frenó sus ganas.

“Me dije, “¡Listo Manuela! Te quedan solo dos meses, ahora sí a meterle turbo y lograr todo” Pero justo en ese momento la vida se volteó a verme con una gran sonrisa y de un solo chasquido, me tenía hospitalizada en quietud absoluta evitando que mi chiquita naciera prematura”, continuó.

La bogotana estuvo hospitalizada hace unas semanas por unos fuertes dolores que le ocasionaron las llamadas contracciones previas, no obstante, en ese momento dijo que estaba bien, pero que debía mantenerse en reposo, eso que ahora manifiesta ha sido muy duro para ella.

“Lo más duro de ese reposo obligado fue renunciar a mis planes con Pedro. Que difícil tarea tener a un churrito como es él, pidiéndote que lo cargues y tener que explicarle que, aunque era lo que más anhelaba en la vida, no podía. Días duros, días de apreciar lo que tantas veces no vemos, días de aprendizaje profundo, días de mucha transformación”, expresó conmovida.

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Al final de su publicación rescató que en este momento difícil ha sentido más el cariño de su hijo mayor Pedro por lo cual se mostró agradecida

“Sus masajes en la pancita son de otro mundo! Y cuando le da besos a su hermanita y dice “Almita, hermanita hermosa” ¡yo muero lentamente! Así que hoy solo puedo sonreír y darle gracias a Dios por esta pausa, en la que hemos aprendido a querernos y aprovecharnos mutuamente de la manera más bonita, de la manera más real”, concluyó.

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